Intersections by Susana Pilar

La galería Continua/Les Moulins acoge el tercer episodio de una exposición colectiva que celebra una vez más el tema del reencuentro.

Susana Pilar propone un nuevo ritmo de reflexión en torno a las obras de Kader Attia, Loris Cecchini, Chen Zhen, Carlos Garaicoa, Osvaldo González, Zhanna Kadyrova, Jannis Kounellis, Jorge Macchi, Ahmed Mater, José Manuel Mesías, Ornaghi & Prestinari, Michelangelo Pistoletto, Serse, Kiki Smith, Marta Spagnoli, Hiroshi Sugimoto, Pascale Marthine Tayou, Sislej Xhafa y José Yaque.

Desde que fuera inaugurada en octubre de 2020 la exposición Intersecciones, ya pretendíamos hacer una reflexión sobre este periodo marcado por un cambio radical en nuestras relaciones personales. En el segundo capítulo Intersecciones Libres se invitaba al visitante a deambular por los espacios físicos creados por las obras, pero también por las conexiones mentales que podían crearse. La intersección de dos pensamientos, un punto de encuentro y un punto de ruptura. En Intersecciones de Susana Pilar la artista crea tres momentos de una nueva narración, que interroga el encuentro y las relaciones desde diferentes perspectivas.

La galería recibirá cada día una carta de la artista, que será entregada al primer visitante. Durante toda la exposición se mantendrá esta comunicación secreta entre desconocidos.

Intersecciones de Susana Pilar comienza con una conversación entre la artista y su hermana que se desarrolla en diferentes idiomas, en idiomas impuestos, distintos del español que es su idioma habitual. El lenguaje, transformado por las trayectorias vitales de las dos hermanas y por la necesidad de integrarse en países diferentes, deja de ser un simple vehículo de comunicación inmediata.

En la continuación del recorrido, el lenguaje reaparece en dibujos del tamaño del pasaporte de la artista. La serie Apuntes para una historia está compuesta de dibujos que surgen de la intersección entre el deseo de Susana Pilar de integrar la corporalidad en la exposición y de un dibujo de Serse en alusión al mar. El mar, gran vector de comunicación, era el soporte físico sobre el cual trazaba sus dibujos. Este proceso es descrito en el video Apuntes para una historia, en el que la artista aparece dibujando sobre la obra de Serse.

Los dibujos se alternan con obras de diferentes artistas que aparecen por primera vez en el espacio de la galería. No hay amor a primera vista, sino una lenta familiarización. Traditional Repair, Immaterial Injury de Kader Attia es una grieta profunda excavada en el suelo que ha sido recubierta de grapas, como en un intento aproximativo de reparación. En las sociedades no occidentales, la reparación no es sinónimo de perfección. Lo que interesa es la reparación en sí y la huella que deja: la cicatriz. Es así como se revelan, como se exponen a la luz del día, esas huellas que son una parte integrante de la historia de cada individuo. La huella también se presenta en las dos obras Testimonio de la brisa de Elizabeth Cerviño, una joven artista cubana que usa pinturas de alto contenido en hierro sobre lienzos de lino, recreando el óxido y captando el paso del tiempo. La herrumbre ofrece un aspecto rocoso como el de los acantilados, que no solamente es huella de una reacción química entre el hierro y el aire, sino que también remite a la propia isla de Cuba, esa isla erosionada por el mar que la rodea.

En el medio de las obras de Cerviño, sobre un trono bicéfalo, se encuentran la obra más grande y la más pequeña de la muestra. La primera es Home Sweet Home de Pascale Marthine Tayou, quien sobre inmensos troncos de árbol ha dispuesto una cuarentena de jaulas para pájaros, un centenar de estatuillas coloniales, cables y micrófonos, creando una cacofonía entre los materiales y la suavidad de los cantos de los pájaros. Esta enigmática e imaginativa vivienda cuestiona la noción de hogar, entendido como lugar de refugio. La segunda obra, Brick, de Zhanna Kadyrova, parece resumir todos los temas favoritos de la artista. Por un lado, el uso de materiales comunes, utilizados frecuentemente en todos los países del antiguo bloque soviético, como el cemento y las baldosas de cerámica. Por otro lado, la forma estándar del ladrillo nos remite al origen mismo de los elementos que lo componen. Esta metonimia artística permite a la artista abandonar voluntariamente la arcilla, el material del que suelen estar hechos los ladrillos, para darles forma a su manera. La vivienda de Zhanna Kadyrova queda así reducida a su esencia, el ladrillo que la compone.

Siguiendo el recorrido se llega a la obra de Carlos Garaicoa, Deleuze & Guattari Fixing the Rhizome, nacida de la obsesión del artista por la acumulación. Garaicoa se interesa en el concepto de crecimiento numérico en matemáticas en relación con el de rizoma en filosofía. Esta estructura en evolución constante, desprovista de jerarquía y en extensión horizontal permanente, toma aquí la forma de una instalación, una serie de martillos conectados entre sí, que toman el lugar del muro y componen una estructura sin comienzo ni final, generando un conjunto de elementos que parecieran multiplicarse ad infinitum. La obra de Garaicoa está asociada a Rainbow Trusses (studio suggestions creatures III) del artista Loris Cecchini, quien maneja el arte sutil de la relación entre ciencia y naturaleza. La estructura de esta obra refleja una luz blanca y crea unos arcoiris artificiales que bañan el entorno de colores. Esta obra ofrece además una nueva propuesta del gabinete de curiosidades, invocando el mundo marino a través de esponjas, conchas y corales que forman un conjunto extensible. Las obras de estos dos artistas evocan el tema de la acumulación, tanto en términos filosóficos como aludiendo a la práctica del coleccionista apasionado.

Las parejas improvisadas continúan a lo largo de la visita y aparecen también por fuera del edificio que alberga la parte principal de la exposición. La transformación del espacio con la retirada del techo, una intervención de la firma MBL arquitectura en el Moulin de Boissy, permite multiplicar los puntos de vista de lo que se convierte en un lugar de encuentro al aire libre, bautizado acertadamente como claustro, en honor a una figura arquitectónica clásica. Hasta entonces oculto, se revela una nueva visión del viejo molino. La fragmentación de la vista se apoya en ventanas coloreadas con franjas blancas de 8,7 cm, la reconocible herramienta visual de Daniel Buren. La obra in situ «Sans toit, mais avec fenêtres» realza las antiguas ventanas de la fábrica mediante láminas de color rojo, verde, azul y amarillo dorado. El gesto artístico de Daniel Buren y el gesto arquitectónico de MBL se inscriben simultáneamente en una perspectiva de apertura hacia cielos más apacibles. Este es también el propósito de Pascale Marthine Tayou con su mural Bogolan Colors, que lleva el nombre de un tejido africano. La fachada exterior del claustro está adornada con los colores vivos y el universo imaginario de la artista. Al reinterpretar el mundo, sus pueblos y su bestiario, Pascale Marthine Tayou aporta un toque de universalidad y alegría a la galería. En el cruce de pensamientos, trayectorias artísticas y ante el singular concurso de circunstancias en el que vivimos, Intersecciones de Susana Pilar es el nuevo punto de convergencia poética de Les Moulins.

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