Le jour des esprits est notre nuit
Estimada E…,
Ya hemos hablado mucho de esas divisiones producidas por la modernidad; divisiones artificiales pero muy poderosas. Se han extendido y reproducido exponencialmente para dar forma a un modelo epistemológico que caracteriza lo que se llama pensamiento occidental. Durante la última década, he tratado de explorar las fisuras de este conocimiento que parece tan sólido. Creo que la división primordial, la que ha engendrado a todas las demás, es la separación del cuerpo y del alma que es la base del cristianismo. En la era moderna, su secularización la ha transformado en una división entre el cuerpo y la razón. Según esta lógica, el alma y la razón son superiores y dominan el componente material de nuestro ser. Esta separación fue posteriormente declinada en nuevas asociaciones: las mujeres están conectadas al cuerpo y a la animalidad, y los hombres, considerados superiores, al mundo espiritual e intelectual, es decir, a la «cultura». Por supuesto, ahora sabemos que todo esto es falso, pero estas historias están tan profundamente arraigadas en nuestra cultura que se han infiltrado en muchas capas del conocimiento. ¿Y qué se puede decir de la división entre lo visible y lo invisible? Que es muy eficaz, y diría también que su transgresión, o al menos su organización, se inscribe en general en el campo del ritual. Sin embargo, si nos aventuramos fuera del cristianismo, aunque sólo sea en su periferia, hay ejemplos donde la lógica se debilita, donde la fluidez entre los planos parece ser la regla, y ya no una excepción. Poco a poco me fue interesando la función de la adivinación como interrogación de lo invisible. En algunos casos, la adivinación se asocia al azar -como en el I Ching, pero en otros también es un medio de comunicación con entidades «invisibles» generalmente sagradas -como en el sistema de adivinación de Ifá- con un funcionamiento muy cercano al diagnóstico de la medicina occidental, excepto que el poder de lo invisible y lo desconocido reemplaza a lo que puede ser visto, medido y entendido.
Nos vemos pronto, C