«Outre le mouvement des corps dans l’espace,
il existe le mouvement de l’espace dans les corps… ««Además del movimiento de los cuerpos en el espacio, existe un movimiento del espacio en los cuerpos»
Cita de Rudolf Laban en el libro de Isabelle Launay,
À la recherche d’une danse moderne, Rudolf Laban, Mary Wigman, Chiron, 1996.
En la investigación de los cuatro artistas presentados, los cuerpos quieren inmiscuirse en el movimiento en una confrontación con la alteridad. Pretenden aprehender las interacciones entre el movimiento y el tiempo, entre el cuerpo y la materia para definir un espacio para compartir.
Florencia Vecino y Marcos Torino separaron los papeles del bailarín y del escultor para realizar un trabajo en red. De esta manera rompen la supremacía que la manipulación establece entre el cuerpo y el objeto. Presentan piezas que han sido creadas como parte de una residencia en CN D, y un video resultante de este trabajo, donde la danza y la escultura se confunden (*). Se introducen juntos en una sinergia que define cada medio respectivo. En este diálogo, los objetos proporcionan la «temperatura» necesaria para crear el vínculo con el otro. El bailarín se encuentra ante ellos en un mundo desconocido, en un terreno fértil que propone movimientos inesperados y cuestiona el origen del gesto. Las esculturas funcionan como un cuerpo en sí mismo. Se niegan a ser prótesis. No tienen una disposición en su propio espacio, están en movimiento, y también pueden ser desplazadas por los espectadores. Hay por lo tanto varios cuerpos, el del bailarín, el de los objetos y el del público creando activamente una comunidad.
Damien MacDonald dibuja figuras que resultan del entrelazamiento de una multitud de cuerpos invertidos en el mismo movimiento. A esta serie de dibujos la llama con la palabra inglesa «swarm», que se traduce como «nube» para las aves, «enjambre» para los insectos, o «banco» para los peces. Las fluctuaciones en la forma de estas nubes son objeto de estudio para los científicos. Los mismos modelos matemáticos que resultan de su estudio pueden ser aplicados a los movimientos de las células dentro de nuestros cuerpos. Los hombres y mujeres que forman el «enjambre» diseñado por Damián son ingrávidos. Este estado estaba reservado antes exclusivamente a los seres de lo invisible (recordemos los dibujos de La Divina Comedia de Gustave Doré). Esto se ha convertido en una posibilidad para los humanos desde que la exploración espacial permitió que los cuerpos se desplazaran en estado de gravedad cero. Esta ingravidez de la carne se asimila al éxtasis erótico. El vuelo permite que los seres se unan en un movimiento global que los fusiona en un solo cuerpo, con la promesa de una conciencia colectiva.
Maya Palma plasma los cuerpos en posturas sensuales, tándems de siluetas traslúcidas entrelazadas que dejan al espectador la oportunidad de completar la imagen y compartir estos momentos de intimidad. Maya ha trabajado a menudo sobre el erotismo femenino, (entre otras cosas como diseñadora gráfica para la revista Edwarda). La superposición de superficies translúcidas nos permite percibir el espacio entre los cuerpos y el flujo de tiempo entre dos movimientos. Las formas permanecen permeables al aire detrás y alrededor de ellas. Los cuerpos aparecen en forma de respiración completa. Como en el aliento yóguico donde pudimos visualizar tanto la luz como el aire que circula entre las partículas de materia. Estos cuerpos etéreos nos ofrecen la experiencia de un mundo energético que se despliega en el espacio a través del compartir.
* Leur travail est le résultat d’une résidence au Centre National de la Danse, Pantin.