Anna Bella Geiger. Geografía física y humana
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo presenta Anna Bella Geiger. Geografía Física y Humana, primera exposición individual en un museo español de la artista brasileña Anna Bella Geiger (Río de Janeiro. Brasil. 1933), cuya comisaria es Estrella de Diego.
Artista imprescindible en el análisis de la construcción de las nuevas formas de ver en los años 70, la muestra que se realiza en el CAAC presenta alrededor de cien vídeos, fotografías, libros de artista, fotocollage y obras en tres dimensiones centradas en dos propuestas que han atravesado su carrera: la geografía física y la geografía humana. Como ha ocurrido con otras artistas de su generación y en otros momentos históricos, el trabajo de Anna Bella Geiger no ha tenido la misma visibilidad que el de sus colegas masculinos.
Pese a la radicalidad de la obra de Geiger, y a ser de las primeras artistas que en Brasil usó el vídeo como forma de expresión, a menudo se tiene la sensación de que su proyección y visibilidad no corresponde a la altísima calidad de su trabajo, si bien en los últimos años éste haya sido puesto en valor por críticos y galerías, así como por instituciones como el MOMA de Nueva York o el Reina Sofía de Madrid.
En palabras de la comisaria de la exposición, la catedrática de Historia del Arte, Estrella de Diego: “la muestra Geografía física y humana se une al esfuerzo que desde el CAAC se lleva haciendo para rescatar estas mujeres que, como América en los mapas de Anna Bella Geiger, esperan recuperar el lugar que por méritos propios les corresponden en el relato fundacional de lo moderno”.
Uno de los elementos utilizados con frecuencia por Anna Bella Geiger son los mapas. Geiger dibuja mapas, territorio históricamente asignado a los hombres en tanto concepción espacial para revisar el concepto político de dicho espacio. Con este planteamiento aspira a que las mujeres recupen ese territorio que les ha sido negado, o según comenta Estrella de Diego: “propone nuevas geografías cuando borda los mapas para recordar lo subversivo de la aguja también –pespuntear, unir. Y se pregunta cuántos mapas hay que subvertir para dar la vuelta a la narración y empezar a contar de nuevo, dando a la aguja la visibilidad y a las mujeres el espacio que la historia les ha negado”.
En todo caso, es interesante recordar el origen judío-polaco de la familia de Anna Bella Geiger, una familia con otras costumbres, otra cultura, otros relatos que recordar. “El mapa de América se convierte así, en propio y ajeno a un tiempo, lugar donde se reescribe la historia a cada paso”. El mapa acaba así por tener bastante de trabajo autobiográfico camuflado, ese camuflaje que gusta tanto a la artista, siendo capaz de ver el mundo como nativa y como extranjera.
En los años 50 del siglo XX, Anna Bella Geiger participa en la Primera Exposición de Arte Abstracto de Petrópolis. Aunque su obra está “contaminada” por las enseñanzas de la maestra polaca de origen judío, Fayga Ostrower, con quien aprende la técnica del grabado, y lo que en palabras de la comisaria: «significa la libertad de crear sin la necesidad de una obra de arte única”.
Desde muy temprano trabaja con collages y dibujos, fotomontajes, vídeo, fotografías, libros de artista e instalaciones…etc. En 1954 viaja a Nueva York, donde asiste a cursos y conoce a Henry Kahnweiler, famoso marchante de los surrealistas, que se interesa por su trabajo y adquiere alguna de sus obras. Regresará en los años 70, momento en el cual entra en contacto con personalidades como Acconci y Beuys.
Tras finalizar sus estudios de literatura inglesa en la Univesidad de Brasil, en 1956 se casa con el geógrafo Pedro Geiger. Allí participa en exposiciones nacionales e internacionales y forma parte en 1970 de la exposición colectiva El grabado brasileño, presentada en São Paulo. Durante la década de los 70 Anna Bella Geiger desarrolla los dos grandes temas que se repiten en unas propuestas que recurren a las series como fórmula de representación: la geografía física –los mapas—y la geografía humana –la revisión de los estereotipos culturales.
Los mapas, una constante en su trabajo que van organizándose en diferentes técnicas, serán, según Estrella de Diego: “el hilo conductor de ese discurso poético/ político que recurre a metáforas espaciales. El mapa se convierte, como en el caso del uruguayo Torres García, en un territorio de subversión. Para Anna Bella Geiger: “los mapas son algo semejante a la representación del mundo, con todas las implicaciones de control y dominio que el propio término “representación”, conlleva”, dice De Diego.
Quizás Geiger ve el mundo a la vez desde dentro y desde fuera, como nativa y como extranjera –tal y como muestra la mítica obra Brasil nativo/Brasil extranjero. Unas postales -recurso a menudo usado por Geiger junto con la fotografía- que representan lo típico de Brasil, lo que dicen que es Brasil, son remedadas por ella y sus amigos –los extranjeros- en unas fotos que reproducen las mismas 4 poses, confrontando lo de dentro y lo de fuera en un trabajo que, ocurre siempre con Geiger, muestra una delicadez, inteligencia, radicalidad camuflada y una instrospección fascinante. La artista recurre a nuevas fórmulas narrativas, sobre todo aquellas que buscan revertir las maneras de contar el mundo desde una posición masculina. Adopta, pues, una identidad y narración quebradas, repletas de repeticiones y falsas repeticiones de esas que tanto gustaron a Duchamp, uno de sus artistas preferidos.
Texto procedente del dossier de prensa de la exposición.
Enlaces de interés:
- Centro Andalúz de Arte Contemporáneo
- Texto de la comisaria Estrella de Diego sobre Anna Bella Geiger