Colección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia
Activismo Artístico en América Latina
Frente a las ansias revolucionarias, la sucesión de golpes de estado militares durante las décadas de los años sesenta y setenta irá dibujando un nuevo mapa político y artístico en Latinoamérica. En 1973, año del golpe de estado en Chile capitaneado por Augusto Pinochet, Juan Carlos Romero (1931) presentó la instalación Violencia (1973-1977), formada por textos, imágenes, titulares de prensa y afiches. Romero registraba así “en caliente” un conflicto que ocupaba las calles, desvelando la estrecha brecha entre una palabra (“violencia”) y su plasmación en la realidad. Horacio Zabala (1943), en cambio, a través de sus diseños de cárceles de artistas, representa una violencia silenciada, soterrada, que hacían presagiar el destino de los miles de desaparecidos por la dictadura.
También el cuerpo humano fue objeto de propuestas con contenido político. El perchero (1975) de Carlos Leppe (1952-2015) incluía, dispuestas sobre un perchero de madera, tres fotografías del artista travestido. Leppe cruzaba así referencias al orden militar impuesto en los cuerpos por la dictadura chilena (de la tortura a la amputación, o incluso la desaparición física) con las imposiciones de género asociadas a los totalitarismos. En una línea de trabajo cercana a Leppe, la escritora y artista visual chilena Diamela Eltit (1949) reivindica “los contenidos concretos del dolor”, asociados a la identidad y materializados en un cuerpo sacrificial, herido y, sobre todo, marginal. La artista lee el contenido de su novela Lumpérica (1983) en el interior de un prostíbulo y, a continuación, friega arrodillada la calle donde este se ubica. Estos artistas aplican estrategias que navegan desde el espacio íntimo del propio cuerpo lacerado, a la intervención pública en la ciudad.
Brasil también experimenta en estas décadas uno de los periodos más duros de dictadura militar, que duraría veintiún años (1964- 1985). Artistas como Letícia Parente (1930), Anna Bella Geiger (1933) o Cildo Meireles (1948) utilizan su práctica artística como instrumento de guerrilla contra los procesos de opresión política interna, pero también de colonialismo cultural y económico por parte de la acción extranjera. Si en 1968 el arte se vio llamado a intervenir en un curso radicalizado de la historia, durante la década de 1970, cuando la violencia de las dictaduras canceló las exigencias revolucionarias, el arte arriesgó mediante otras estrategias de resistencia, en un gesto de reapropiación de una esfera pública ocupada y militarizada.
*Fuente: Museo Reina Sofia
Artistas de la colección:
- Diamela Eltit (Santiago de Chile, 1949)
- Anna Bella Geiger (Rio de Janeiro, 1933)
- Octavio Getino (León, España, 1935 – Buenos Aires, 2012)
- Carlos Leppe (Santiago de Chile, 1952 – 2015)
- Leticia Parente (Salvador, Brasil, 1930 – Río de Janeiro, 1991)
- Juan Carlos Romero (Avellaneda, Argentina 1931)
- Fernando E. Solanas (Buenos Aires, 1936)
- Horacio Zabala (Buenos Aires, 1943)
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