Entrevista con Paula Forteza, fundadora de Artivistas

Irene Valitutto
25/06/2024

Version française

Este artículo es el resultado de una entrevista con Paula Forteza, quien después de un pasado en política, se convirtió en la fundadora del espacio cultural Artivistas, implantado en París, y que ha celebrado recientemente su primer año de vida.

Nos interesamos en este proyecto por su propósito de visibilizar el “artivismo” latinoamericano en Europa y especialmente en París, promoviendo artes consideradas menores y/o subalternas en los circuitos del mercado artístico.  

Fuimos a explorar este lugar que se auto-define comprometido con el propósito de entender de qué manera lleva este compromiso.  Así que conversamos con Paula acerca de las raíces del proyecto de Artivistas, de su desarrollo y sus expectativas futuras.

¿Podrías presentarte, para entender tu trayectoria y cómo ésta se vincula con el arte?

Soy la fundadora de la galería y vengo de otro universo, porque antes de abrir esta galería estaba en la política. Fui diputada de los franceses de América latina y el Caribe en Francia, lo que me permitió viajar mucho por la región y encontrar a muchos artistas, activistas y militantes trabajando sobre temas que me interesaban y me siguen interesando mucho, como el feminismo, la ecología, la democracia y las luchas por los derechos humanos. Cuando terminé mi mandato decidí abrir este espacio para dar a conocer el arte de latinoamérica que, a mi gusto, todavía no se ve suficientemente en Europa ni en París. La idea era crear un espacio híbrido, una especie de centro cultural donde se puedan cruzar latinoamericanos en París junto con parisinos y franceses curiosos por esta cultura. Es por esto que suceden tantas cosas en nuestro espacio: conciertos, conferencias, talleres de arte, clases de tango, degustaciones. Es un espacio muy vivo y muy dinámico.

Desde mi recorrido viene también este interés por el arte comprometido, un arte que porta mensajes y que representa para mí una manera de seguir con mi combate político, pero usando otro lenguaje, un lenguaje que me parece más accesible al público en un contexto de crisis de valores democráticos, y que resulta más atractivo, más lúdico, más ligero quizás, y puede atraer más gente.

Este es mi recorrido personal, pero Artivistas es un proyecto colectivo que llevo con un equipo que cada vez crece más, y que ahora cuenta con tres personas más: Inés, una ilustradora y diseñadora gráfica argentina que ha trabajado mucho con niños a lo largo de su carrera; Ana, quien se ocupa más de la parte curatorial, viene de México, es historiadora de arte y estudió en  la École du Louvre; y Melisa, quien acaba de sumarse al equipo, tuvo hasta hace poco una librería que se llamaba Cariño, dedicada a la literatura latinoamericana entre otras cosas. Tenemos diferentes perfiles y colaboramos con setenta artistas que exponen y/o hacen talleres; colaboramos también con un profe de tango que se llama Matias Tripodi. Desarrollamos toda una programación alrededor del tango con conciertos, conferencias y clases.

¿Cómo pensaron este espacio tan heteróclito? ¿Cuáles fueron las referencias?

Yo vengo de Buenos Aires y es una práctica que se ha desarrollado mucho en esta ciudad, donde hay espacios que inicialmente giran  alrededor del arte plástico, en un formato más tradicional, y después van diversificando sus actividades. Nosotros nos presentamos como galería porque nos interesa cambiar el modelo de las galerías parisinas, que nos parece a veces bastante elitista y un poco intimidante, ya que la gente no se anima a entrar porque siente que no es para ellos o que lo van a mirar de arriba. Y nosotros queremos que la gente entre a tomar un café, pues tenemos un espacio cafetería, y pueda descubrir un artista de casualidad, que se pueda ir entrando en nuestro universo sin necesariamente buscarlo. Y lo hemos logrado también. Recién festejamos el año de apertura de la galería y nos dimos cuenta que nuestro público es muy diverso: artistas, militantes políticos, coleccionistas, una mezcla que pocos espacios logran combinar en un solo lugar. Sentimos que la apuesta funcionó. 

¿Cómo seleccionan los artistas y cómo eligen y programan las distintas actividades? 

Tenemos diferentes maneras de colaborar con los artistas. En este cumpleaños anunciamos que vamos a empezar a representar en Francia y en Europa a cinco artistas. La idea es que con este rol vamos a funcionar como una galería tradicional y vamos a acompañar a estos artistas a lo largo de sus carreras. Pero también tenemos maneras de colaborar más informales y más diversas. Tenemos una red de setenta artistas, con quienes colaboramos de maneras distintas, con exposiciones temporales y ventas de series limitadas. Esto para nosotros es muy importante porque resulta más accesible en términos de precio y permite democratizar el acceso al arte. También podemos colaborar con estos artistas alrededor de actividades, como talleres para adultos o niños y que hasta el momento han funcionado muy bien. Lo interesante es que combinamos a artistas más consagrados, como León Ferrari y Orlan quien tiene un trabajo con máscaras mexicanas, pero también hay esta voluntad de mostrar la nueva guardia y los artistas emergentes, porque nos dicen regularmente que es muy difícil para ellos encontrar lugares para exponer en París, porque no tienen la red necesaria y porque sienten que es un medio muy cerrado. 

A lo largo de un año de existencia ya hemos recibido muchas propuestas de colaboración. Así que funcionamos un poco como un comité editorial, y vamos analizando cada propuesta con el equipo.

¿Puedes hablarnos más de este enfoque comprometido de la galería?

Es una voluntad de mostrar este movimiento cultural y político que es el artivismo, que está muy desarrollado en América latina y que surge desde los años setenta, en respuesta a las dictaduras que tuvo la región, así como a las diferentes crisis económicas y sociales, y que mantiene un estrecho vínculo con las luchas de los pueblos autóctonos y de las mujeres. Latinoamérica es una región del mundo donde los artistas se han comprometido y han participado en estos movimientos sociales y políticos. A partir de esto desarrollaron una estética muy particular, con muchos colores y muchos mensajes, con el uso también de técnicas de impresión más baratas, para generar pancartas y afiches para las manifestaciones. Este movimiento está también muy ligado al muralismo y al arte de calle, tiene la voluntad de ocupar realmente el espacio público y difundir al máximo posible los mensajes de protesta y movilización. Hasta nuestros días, con el uso de las redes sociales, que han permitido su internacionalización y una mayor difusión. 

¿Cómo se renueva el artivismo hoy en día para ustedes?

Nosotros reivindicamos una nueva forma de artivismo en la galería que ha encontrado un nuevo medio de expresiónen la ilustración y en la ilustración digital, así como en el uso de las redes sociales para difundirlas, como en el caso por ejemplo de los movimientos feministas de América latina “ni una menos” y el movimiento para la legalización del aborto. Nosotros pensamos que las producciones gráficas de estos movimientos son arte y queremos poder difundirlo y presentarlo como tal. Entonces tenemos un espacio en la galería donde vendemos este tipo de impresiones e ilustraciones. Creemos que este compromiso contribuye también a que los artistas que producen este tipo de obra puedan vivir de su arte y ser considerados iguales a los artistas que usan otro tipo de medios.

¿Trabajan con otros actores e instituciones que comparten este tipo de compromiso o de enfoque comprometido?

Hemos trabajado con Cartoon for peace, una asociación de la ONU que representa a dibujantes de prensa movilizados. Con ellos organizamos una exposición alrededor de la libertad de prensa y de la libertad de expresión. Trabajamos también regularmente con la Maison d’Amérique Latine, principalmente para realizar conferencias. Y hemos trabajado también con la AFD (Agencia Francesa de Desarrollo), con quien organizamos una exposición alrededor de los derechos de reproducción y sexuales en los distintos países de América Latina. Vamos trabajando también con varias asociaciones, principalmente asociaciones feministas pero hicimos una exposición también con la asociación “Lutte pour la protection des oiseaux”, un proyecto con una perspectiva más ecológica alrededor de la protección de los pájaros. 

¿Cuáles son los proyectos futuros?

Queremos crecer como galería y presentarnos en  ferias y en espacios quizás más institucionales, que no están acostumbrados a acoger actores y espacios como nosotros. Esta es realmente una lucha que queremos llevar, diciendo que el arte también se puede presentar de otra manera; una manera más informal, accessible e incluso más caótica y abierta, que permita apostar por nuevos talentos, que como no responden a algunos criterios más tradicionales, en general no logran hacerse un lugar en el ámbito cultural parisino y francés.Por ejemplo la próxima exposición que vamos a organizar se llama “Matriarca” y es arte de nativos: son artesanas del Chaco, que muestran sus savoir-faire, técnicas ancestrales de tejidos. Para nosotros esto es arte y queremos presentarlo como tal, pero a veces las instituciones no lo ven así. Al revés, nosotros lo consideramos un proyecto muy “artivista”, porque además estas mujeres lograron salir de la pobreza gracias a este emprendimiento de producción artesanal. Uno de los objetivos que tenemos es entonces de hacer desaparecer esta distinción entre artesanía y arte, que existe mucho en el medio cultural y artístico, como si la artesanía fuera algo de segundo nivel y que no pudiera ser considerada como Arte, con A mayúscula.


Entretien avec Paula Forteza, fondatrice d’Artivistes

Cet article est le résultat d’une interview avec Paula Forteza, qui après une carrière en politique, est devenue fondatrice de l’espace culturel Artivistas à Paris, qui a récemment célébré son premier anniversaire. Nous nous intéressons à ce projet pour son objectif de rendre visible l’»artivisme» latino-américain en Europe et particulièrement à Paris, en promouvant des arts considérés comme mineurs et/ou subalternes dans les circuits du marché artistique. Nous avons exploré ce lieu qui se définit comme engagé pour comprendre comment il met en œuvre cet engagement. Nous avons donc discuté avec Paula des racines du projet Artivistas, de son développement et de ses attentes futures.

Pouvez-vous vous présenter, afin que nous comprenions votre parcours et comment celui-ci est lié à l’art ?

Je suis la fondatrice de la galerie et je viens d’un autre univers, car avant d’ouvrir cette galerie, j’étais en politique. J’ai été députée des Français d’Amérique latine et des Caraïbes en France, ce qui m’a permis de beaucoup voyager dans la région et de rencontrer de nombreux artistes, activistes et militants travaillant sur des thèmes qui m’intéressaient et qui continuent de m’intéresser, comme le féminisme, l’écologie, la démocratie et les droits de l’homme. Quand j’ai terminé mon mandat, j’ai décidé d’ouvrir cet espace pour faire connaître l’art latino-américain, qui à mon avis, est encore insuffisamment visible en Europe et à Paris. L’idée était de créer un espace hybride, une sorte de centre culturel où les Latino-Américains à Paris pourraient se croiser avec les Parisiens et les Français curieux de cette culture. C’est pourquoi il se passe tant de choses dans notre espace : concerts, conférences, ateliers d’art, cours de tango, dégustations. C’est un espace très vivant et très dynamique. Mon parcours est également à l’origine de mon intérêt pour l’art engagé, un art qui véhicule des messages et qui représente pour moi une façon de continuer mon combat politique, mais en utilisant un autre langage, un langage qui me semble plus accessible au public dans un contexte de crise des valeurs démocratiques, et qui est plus attractif, plus ludique, peut-être plus léger, et peut attirer plus de gens.

Ceci est mon parcours personnel, mais Artivistas est un projet collectif que je mène avec une équipe qui ne cesse de croître, et qui compte maintenant trois personnes de plus : Inés, une illustratrice et graphiste argentine qui a beaucoup travaillé avec les enfants tout au long de sa carrière ; Ana, qui s’occupe plus de la partie curatorial, vient du Mexique, est historienne de l’art et a étudié à l’École du Louvre ; et Melisa, qui vient de rejoindre l’équipe, et qui avait jusqu’à récemment une librairie appelée Cariño, dédiée à la littérature latino-américaine entre autres choses. Nous avons différents profils et nous collaborons avec soixante-dix artistes qui exposent et/ou animent des ateliers ; nous collaborons également avec un professeur de tango nommé Matias Tripodi. Nous développons toute une programmation autour du tango avec des concerts, des conférences et des cours.

Comment avez-vous conçu cet espace si hétéroclite ? Quelles ont été les références ?

Je viens de Buenos Aires où cette pratique s’est beaucoup développée : il y a des espaces qui tournent initialement autour de l’art plastique, dans un format plus traditionnel, puis diversifient leurs activités. Nous nous présentons comme une galerie parce que nous voulons changer le modèle des galeries parisiennes, que nous trouvons parfois assez élitistes et un peu intimidantes, car les gens n’osent pas entrer, pensant que ce n’est pas pour eux ou qu’ils seront jugés. Nous voulons que les gens entrent pour prendre un café, car nous avons un espace café, et puissent découvrir un artiste par hasard, en entrant dans notre univers sans nécessairement le chercher. Et nous y sommes parvenus. Nous avons récemment fêté l’année d’ouverture de la galerie et nous nous sommes rendu compte que notre public est très diversifié : artistes, militants politiques, collectionneurs, une combinaison rare dans un même lieu. Nous pensons que notre pari a réussi.

Comment sélectionnez-vous les artistes et comment choisissez-vous et planifiez-vous les différentes activités ?

Nous avons différentes manières de collaborer avec les artistes. Lors de cet anniversaire, nous avons annoncé que nous allions commencer à représenter cinq artistes en France et en Europe. L’idée est qu’en jouant ce rôle, nous allons fonctionner comme une galerie traditionnelle et accompagner ces artistes tout au long de leur carrière. Mais nous avons aussi des façons plus informelles et diverses de collaborer. Nous avons un réseau de soixante-dix artistes, avec lesquels nous collaborons de différentes manières, par des expositions temporaires et des ventes de séries limitées. Cela est très important pour nous car cela rend l’art plus accessible en termes de prix et permet de démocratiser l’accès à l’art. Nous pouvons également collaborer avec ces artistes autour d’activités, comme des ateliers pour adultes ou enfants, qui jusqu’à présent ont très bien fonctionné. Ce qui est intéressant, c’est que nous combinons des artistes plus reconnus, comme León Ferrari et Orlan qui a travaillé avec des masques mexicains, mais aussi la volonté de montrer la nouvelle garde et les artistes émergents, car on nous dit régulièrement qu’il est très difficile pour eux de trouver des lieux pour exposer à Paris, car ils n’ont pas le réseau nécessaire et trouvent que le milieu est très fermé. En un an d’existence, nous avons déjà reçu de nombreuses propositions de collaboration. Nous fonctionnons donc un peu comme un comité éditorial, en analysant chaque proposition avec l’équipe.

Pouvez-vous nous parler davantage de cet engagement de la galerie ?

C’est une volonté de montrer ce mouvement culturel et politique qu’est l’artivisme, très développé en Amérique latine depuis les années 70, en réponse aux dictatures de la région, ainsi qu’aux différentes crises économiques et sociales, et qui maintient un lien étroit avec les luttes des peuples autochtones et des femmes. L’Amérique latine est une région où les artistes se sont engagés et ont participé à ces mouvements sociaux et politiques. Ils ont ainsi développé une esthétique très particulière, avec beaucoup de couleurs et de messages, utilisant aussi des techniques d’impression moins coûteuses pour créer des pancartes et affiches pour les manifestations. Ce mouvement est également très lié au muralisme et à l’art de rue, avec la volonté d’occuper réellement l’espace public et de diffuser au maximum les messages de protestation et de mobilisation. Aujourd’hui, avec l’usage des réseaux sociaux, leur internationalisation et une plus grande diffusion sont possibles.

Comment se renouvelle l’artivisme aujourd’hui pour vous ?

Nous revendiquons une nouvelle forme d’artivisme à la galerie, qui a trouvé un nouveau moyen d’expression dans l’illustration et l’illustration digitale, ainsi que dans l’usage des réseaux sociaux pour les diffuser, comme c’est le cas par exemple avec les mouvements féministes d’Amérique latine «Ni Una Menos» et le mouvement pour la légalisation de l’avortement. Nous pensons que les productions graphiques de ces mouvements sont de l’art et nous voulons pouvoir les diffuser et les présenter comme tels. Nous avons donc un espace dans la galerie où nous vendons ce type d’impressions et d’illustrations. Nous croyons que cet engagement contribue également à ce que les artistes qui produisent ce type d’œuvre puissent vivre de leur art et être considérés comme égaux aux artistes utilisant d’autres médias.

Travaillez-vous avec d’autres acteurs ou institutions partageant cet engagement ?

Nous avons travaillé avec Cartoon for Peace, une association de l’ONU qui représente des dessinateurs de presse engagés. Avec eux, nous avons organisé une exposition autour de la liberté de la presse et de la liberté d’expression. Nous travaillons également régulièrement avec la Maison d’Amérique Latine, principalement pour organiser des conférences. Nous avons également travaillé avec l’AFD (Agence Française de Développement), avec qui nous avons organisé une exposition autour des droits reproductifs et sexuels dans différents pays d’Amérique latine. Nous travaillons aussi avec plusieurs associations, principalement des associations féministes, mais nous avons aussi fait une exposition avec l’association «Lutte pour la protection des oiseaux», un projet avec une perspective plus écologique autour de la protection des oiseaux.

Quels sont les projets futurs ?

Nous voulons croître en tant que galerie et participer à des foires et dans des espaces peut-être plus institutionnels, qui ne sont pas habitués à accueillir des acteurs et des espaces comme le nôtre. C’est vraiment un combat que nous voulons mener, en disant que l’art peut aussi être présenté d’une autre manière ; une manière plus informelle, accessible, voire plus chaotique et ouverte, permettant de parier sur de nouveaux talents qui, ne répondant pas à certains critères plus traditionnels, n’arrivent généralement pas à se faire une place dans le milieu culturel parisien et français. 

Par exemple, la prochaine exposition que nous allons organiser s’appelle “Matriarca” et présente de l’art indigène : ce sont des artisanes du Chaco qui montrent leur savoir-faire, des techniques ancestrales de tissage. Pour nous, c’est de l’art et nous voulons le présenter comme tel, même si parfois les institutions ne le voient pas ainsi. Au contraire, nous considérons ce projet comme très “artiviste” car ces femmes ont réussi à sortir de la pauvreté grâce à cette production artisanale. L’un de nos objectifs est de faire disparaître cette distinction entre artisanat et art, souvent présente dans le milieu culturel et artistique, comme si l’artisanat était de second ordre et ne pouvait être considéré comme de l’Art avec un grand A.

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