Assemblage #33. Faire famille
El concepto de familia habla de una comunidad de personas que crea una obligación moral de solidaridad entre sus miembros, que se supone debe protegerlos y promover su buen vivir. La expresión «hacer familia» implica una elección compartida, una construcción voluntaria de amor y solidaridad, el reconocimiento de unos lazos que pretenden ser el equivalente a los vínculos biológicos. Chiachio & Giannone, una pareja en su vida privada y un «artista bicéfalo», como les encanta decir, trabajan para recomponer una constelación familiar de artistas pertenecientes a la comunidad LGTBQIA+. Con motivo de este Assemblage #33, han reunido las obras de Alicia Paz, Curtis Putralk y Jordan Roger.
Desde los inicios de su trayectoria, Chiachio y Giannone se escenifican solos, en pareja o con sus perros en situaciones fantásticas. La elección técnica del bordado les permite mostrar su amor por las prácticas textiles a través del tiempo y la geografía. Se inspiran en tradiciones e iconografías a partir de una investigación multicultural que responde a un deseo por su parte de deconstruir las categorías y los estereotipos sexistas.
Desde 2018, Chiachio & Giannone desarrollan Celebrating Diversities, un proyecto itinerante a través del cual rinden homenaje a la comunidad LGBTQIA+ en Argentina, Estados Unidos y Francia. Las obras producidas en este proyecto dan visibilidad a los artistas (pasados y presentes) de la comunidad LGBTQIA+, para hacer familia con ellos, al mismo tiempo que desafían los estereotipos sobre estos.
En Transpalette – Centro de arte contemporáneo de Bourges, Chiachio & Giannone presentan en la actualidad la exposición Hope will never be silent, título tomado de Harvey Milk (1930-1978), famoso político y activista de los derechos de los homosexuales en San Francisco. Harvey Milk se convirtió en un icono para una familia de elección y de corazón que se construyó contra la violencia, luchando por la libertad de cada uno.a de disponer de su propio cuerpo y de los mismos derechos que todes. Julio quiere actuar como una vitrina para difundir este proyecto en curso.
Jordan Roger es un artista francés que también participa en Hope will never be silent. Proviene de una comunidad que lo rechazó (los Testigos de Jehová) y también se reinventa a sí mismo mediante el acto de tachar su nombre. Explora la estética kitsch y barroca de la cultura gay. Entre lentejuelas, vestidos y pasteles de arco iris, cuenta su historia y manifiesta un pensamiento plástico tan tierno como transgresor. Revisita los clichés queer, homosexuales y camp, trastocándolos en alegres instalaciones que le permiten, de forma autobiográfica, profanar tanto el patriarcado como la comunidad de la que procede y que le ha rechazado. El pastel, real y comestible, contiene un arco iris. Evoca la propia experiencia del artista y se convierte en el archivo de una historia violenta, la de un rechazo familiar.
Viviana Méndez Moya es una artista chilena que vive en Francia. Su obra gira en torno a la experimentación y la creación de un mito individual a través de la creación de un alter ego, Curtis Putralk, un personaje transgénero que viaja en su propio universo con la misión de convertir a todo el mundo en artista. En la casa de Curtis, todos los miembros de la familia han desaparecido por el sistema de votación de los espectadores. Sola en el núcleo familiar, Curtis ensaya la escena diaria que es la forma en que ha aprendido a vivir en su interior.
El público puede ver cómo se desarrolla un día típico en su vida. Curtis cuenta historias sobre su familia y revela sus secretos. Reflexiona sobre cómo puede gestarse una nueva unidad de base para hacer familia en una sociedad utópica.
Alicia Paz, nacida en Ciudad de México, cuestiona una historia transcultural, colectiva e íntima de las mujeres.
En su reciente exposición en la Maison de l’Amérique latine, Juntas, ha creado una cosmogonía de figuras femeninas importantes para ella, extraídas de la historia de las luchas feministas y de su panteón personal. Lejos de una eterna representación patriarcal en la que las mujeres son vistas como objetos, aquí las mujeres se expresan activamente y reclaman una historia compartida. Para Paz, el yo se experimenta y se presenta como múltiple, paradójico y en movimiento. Sus temas femeninos se funden y se combinan con la vida orgánica o las artes decorativas. Utiliza las páginas impresas de libros antiguos como soporte de una imagen en bajorrelieve para crear una serie de personajes femeninos fantásticos, que entablan un diálogo imaginario, a menudo en extraño contraste con el contenido de las propias publicaciones.
Como escribió tan acertadamente Julie Crenn, con esta exposición queremos participar de «un alegre empoderamiento, activo dentro de un espacio activista, que exprese con generosidad y amor los orgullos y las resistencias para fabricar una historia colectiva».
(*) Agradecemos a Julie Crenn y Eric Foucault por los fragmentos extraídos de sus textos