Diango Hernandez, Amor Amor
Notas sobre Amor, amor
Texto de Diango Hernández, Bruselas, diciembre de 2017.
Durante los últimos 15 años he anhelado estar en un lugar diferente. He extrañado profundamente el clima cálido y húmedo de La Habana.
Cuando un cubano vive en el exterior y extraña la isla decimos que tiene «gorrión». Un gorrión es un pajarito que no puede sobrevivir al cautiverio, que si se pone en una jaula es muy probable que muera de tristeza. El gorrión no te abandonará y no puede abandonarte a menos que lo «liberes»; pero ¿cómo liberarlo, si es un pájaro imaginario? ¿Cómo deshacerse de esta extraña sensación si no se está en el lugar donde realmente se quiere estar? Antes de responder a estas preguntas, debo reconocer que ni la libertad ni la geografía me han ayudado.
Si alguna vez algo te hace falta de manera muy profunda y repentinamente un gorrión se aferra a tí, lo que debes hacer es ampliar la jaula, lo que llevará años de trabajo duro y miserable. La buena noticia es que al final la jaula puede alcanzar el tamaño del bosque más grande que jamás hayas visto.
Amor Amor en la galería VAN HORN se basa en algunas de las «cosas» que durante estos años me permitieron ampliar la «jaula» y así darle más espacio a ese gorrión, para que se sienta mejor y disfrute de una mejor vista, un aire más fresco.
Dos cartas (2004/2010) escritas por mi madre. Estas cartas se encuentran entre las miles que me ha enviado, todas son más bien cartas ordinarias, la mayoría de ellas descripciones casuales de sus intensas actividades culturales y largos paseos por la ciudad. Lo que tienen de particular es lo que realmente me hicieron, permitiéndome mantenerme en contacto con una realidad a la que de otro modo no podría acceder. A través de los «ojos» de mi madre pude ver y sentir lo que había al otro lado del océano Atlántico, lo que de hecho la distancia me ha impedido experimentar. Una sola carta no me habría ayudado a acercarme a Cuba; del mismo modo que un solo árbol es invisible, mientras que un bosque tiene la capacidad de manifestarse de manera completa e irrevocable ante nosotros. Un bosque es una imagen, y un árbol, una palabra solitaria.
Amor Amor Besos Besos. Cada objeto de la exposición está en contacto con otro, y ese «toque» es lo que los completa. La proximidad entre ellos es un signo de afecto, una fricción que produce calor y también conocimiento, una antigua forma de lenguaje llamada amor. Las botellas de oxígeno de los buzos son objetos que me han llamado la atención desde que era niño. Las he usado varias veces para bucear en la costa sur de Cuba, en las cercanías de Trinidad. Me trae recuerdos de «The Captain’s House», un lugar donde nos encantaba bucear, y en el que nunca he dejado de pensar. Es el silencio de las profundidades, o los colores de los corales, que ningún pintor podría haber imaginado. Y el pez dorado bailando alrededor de nuestros cuerpos minúsculos. Y las burbujas de oxígeno buscando sabiamente que desaparezca en la superficie la luz de la mañana.
Las botellas de oxígeno son quizás el elemento central de la exposición. A través de ellas he decidido introducir el tema de la gravedad que surge en el espacio expositivo. En la misma sala, dos pinturas de formato largo «Las paredes del mar» destacan la arquitectura del espacio y lo convierten en una especie de túnel. Un espacio de tránsito y por lo tanto de estancia temporal. «Los muros del mar» son dos grandes traducciones de «olas» basadas en pasajes de las «Leyes del Gobierno Provisional de la Revolución», un panfleto publicado en La Habana en 1959. Este pequeño documento, aunque de apariencia inocente, expuso las directrices más radicales y revolucionarias que llegarían a definir los proyectos sociales de la Cuba revolucionaria. El panfleto describía el tipo de nación que debía surgir, con el ideal de un «hombre nuevo» en el centro de su proyecto social.
En una carta escrita el 21 de agosto de 2010, mi madre me decía que había comprado frutas y que el olor que producían en nuestra casa le hacía pensar en mí. Siempre me he sentido emocionado al ver mangos, naranjas y plátanos en un rincón de cualquier ciudad europea, porque imagino que a la vuelta de la esquina vería nuestros interminables campos de naranjas. Las frutas de esta exposición son lo que representan para mí, un objeto que me hace recordar y que me transporta a otro lugar. Las frutas frescas y reales que se han colocado con cuidado en estos tres coloridos soportes dan forma a tres esculturas que no son más que el esqueleto de tres objetos que me permiten dibujar un recuerdo con elegancia.
¿Cuál sería el destino de un recuerdo si no fuera pintado? Todas las pinturas de Amor Amor son esencialmente eso, memorias. Recuerdos de alguien o de algo, pero también recuerdos de una pintura. Estas pinturas resumen mis aproximaciones al concepto lezamiano de «Las eras imaginarias», un cosmos en sí mismo donde la imagen no es más que el puente inacabado que existe entre historia y poesía.
Las cartas
Más de 5000 cartas y todas empiezan con Mi querido hijo.
La Habana, 21 de agosto de 2010
Mi querido hijo,
Hoy fui al mercado y compré mangos. Es agosto y como ustedes saben este mes nos trae las frutas más maravillosas. Puse los mangos inmediatamente sobre la mesa de la cocina; toda la casa está perfumada con su dulce aroma. Por supuesto que pensé en ti; sé que estás aquí conmigo….
La Habana, 26 de enero de 2014
Mi querido hijo,
Ayer fui a ver a la Orquesta Sinfónica Nacional. Todo el programa estuvo dedicado a los clásicos alemanes. Fue maravilloso, pero no había aire acondicionado en el teatro y los músicos estaban sudando mucho. Imagino que te habría divertido ver esta particular contradicción. Tal vez Bach nunca sudó así en toda su vida.
Más de 5000 cartas y todas terminan con te amo tanto.
El número 5 de mi lista de palabras menos usadas en el arte contemporáneo es «amor». Lo creas o no en estos días el amor no está en boga, no parece ser lo suficientemente actual o audaz. He mirado a menudo en museos, galerías y todo tipo de exposiciones y rara vez lo he visto o escuchado. ¿Cómo puede ser que eso haya pasado? ¿Alguien se lo habrá quitado al arte? ¿Acaso todos hemos olvidado la razón principal por la que hacemos y exhibimos arte?
«Durante mucho tiempo me ha preocupado que no pueda tener una experiencia profunda del arte y me cuesta creer que alguien pueda tenerla, al menos alguien que yo conozca». Ben Lerner comienza su libro Leaving The Atocha Station preguntándose si realmente somos capaces hoy de experimentar el arte en profundidad. Pienso que las experiencias verdaderamente profundas son provocadas por el amor. En la sala 58 del Museo del Prado, un hombre rompió repentinamente a llorar. En ese momento, nuestros corazones comenzaron a sincronizarse.
La Habana, 5 de marzo de 2011
… estoy tan emocionada, ¡mañana por fin te tendré aquí conmigo! Estoy preparando todo, limpiando la casa, cocinando las cosas que te gustan. Todavía hay un poco de desorden, pero mañana todo quedará perfecto. En esta ocasión también te tengo un regalito. ¡No te olvides de llamarme justo al aterrizar! Ya sueño con que sea mañana.
Te amo tanto
La Habana, 21 de diciembre de 2004
…. Siempre recordaré ese día que pasamos juntos en Santa María del Mar, caminando por la playa, mirando rocas, riéndonos de todo. Olvidando que un día como hoy tú estás allá y yo aquí. ¡Cuídate mucho!
Te amo tanto
Diango Hernández
Düsseldorf, octubre de 2017
Nota: Estos dos textos de presentación, escritos por Diango Hernández, han sido suministrados por Daniela Steinfield de la galería Van Horn. Las versiones en español son traducciones originales de Lupita hechas por Guillermo Vargas Quisoboni.