Olga de Amaral

Del 12 de octubre de 2024 al 16 de marzo de 2025, la Fondation Cartier pour l’art contemporain presenta la primera gran retrospectiva en Europa de Olga de Amaral, figura clave de la escena artística colombiana y del Fiber Art. La exposición reúne cerca de 80 obras creadas entre los años 60 y la actualidad, muchas de las cuales nunca antes se habían expuesto fuera de Colombia. Además de las vibrantes creaciones en pan de oro por las que la artista es más conocida, la exposición revela sus primeras investigaciones y experimentaciones textiles, así como sus piezas monumentales.

Desde los años 60, Olga de Amaral ha ampliado los límites del medio textil, experimentando con materiales (lino, algodón, crin de caballo, gesso, pan de oro o paladio) y técnicas: tejer, anudar, trenzar, entrelazar hilos para crear inmensas obras tridimensionales. Inclasificable, su arte bebe tanto de los principios modernistas, que descubrió en la Cranbrook Academy of Art de Estados Unidos, como de las tradiciones vernáculas de su país y del arte precolombino. Tras presentar seis obras de la serie Brumas en el marco de la exposición Géométries Sud en 2018, la Fondation Cartier recorre toda la carrera de Olga de Amaral y celebra a la artista que marcó una verdadera revolución en el arte textil.

Una nueva mirada a la obra de Olga de Amaral

Aunque reconocida internacionalmente, la obra de Olga de Amaral rara vez se ha expuesto en Europa. Esta exposición ofrece una nueva y completa aproximación a la trayectoria de la artista, revelando toda la complejidad de su práctica. Sin adoptar un enfoque estrictamente cronológico, la exposición destaca sus diferentes periodos artísticos: desde su investigación formal (sobre la cuadrícula y el color) hasta sus experimentos (con materiales y escala), pasando por las influencias que la nutrieron (arte constructivista, artesanía latinoamericana, la época precolombina).

Con esta exposición, la Fundación Cartier invita a los visitantes a descubrir la audacia de este arte textil, relegado durante mucho tiempo a un segundo plano por considerarse un arte decorativo practicado principalmente por mujeres. Las ambiciosas creaciones de Olga de Amaral se inscriben decididamente en la dinámica del arte abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial, alejándose del marco convencional del tapiz tradicional. Esta retrospectiva muestra su contribución esencial a la vanguardia artística de las décadas de 1960, 1970 y 1980.

Paisaje y color como lenguajes

«Vivo el color. Sé que es un lenguaje inconsciente y lo entiendo. El color es como un amigo, me acompaña».
Durante su año en la Cranbrook Academy (1954-1955), en Estados Unidos, Olga de Amaral desarrolló un profundo interés por el color y realizó experimentos radicales con la materia, la composición y la geometría. A su regreso a Colombia en 1955, combinó este aprendizaje con su conocimiento de los antiguos tejidos del país, y desarrolló un estilo espontáneo y expansivo inspirado en la historia y los paisajes de su tierra natal: los altiplanos de los Andes, los valles y las vastas llanuras tropicales inspiran sus obras con sus formas y tonalidades. Dos grandes series presentadas en la exposición expresan especialmente este interés: las Estelas y las Brumas.

Iniciadas en 1996, las Estelas adoptan la forma de estelas doradas, compuestas por una estructura tejida con algodón muy rígido y recubierta con una gruesa capa de gesso, luego pintura acrílica y pan de oro que casi hacen desaparecer el tejido. Fue en los años 70 cuando Olga de Amaral descubrió, a través de su amiga la ceramista Lucie Rie, la técnica japonesa del kintsugi, que consiste en reparar un objeto resaltando sus fallas con polvo de oro. Este metal se convirtió rápidamente en uno de sus materiales favoritos, permitiéndole transformar tejidos en superficies iridiscentes que difractan y reflejan la luz. En 2013, Olga de Amaral inició una nueva serie titulada Brumas, tejidos aéreos tridimensionales que se mueven ligeramente, revelando sencillos motivos geométricos pintados directamente sobre los hilos de algodón. Esta vez, la artista nos invita a caminar a través de una nube, una fina lluvia de color puro.