On the rocks
GALLERIA CONTINUA se complace en presentar en su sede de París On the rocks, una exposición colectiva que reúne esculturas, instalaciones, pinturas y vídeos que exploran la fascinante relación que catorce artistas mantienen con la piedra y la mineralidad.
El título juega con el doble sentido de la expresión anglosajona «On the rocks», entre lo dulce y lo amargo. Por un lado, en la jerga de los bares, se refiere a una bebida servida con hielo; por otro, describe una situación difícil, tomando prestada del mundo náutico la imagen de un barco encallado en las rocas. La selección de obras expuestas es a la vez divertida y mordaz, y pone de manifiesto la visión incisiva de los artistas sobre el mundo actual y sobre este material, la piedra.
La piedra ha resistido la prueba del tiempo, evocando tanto la durabilidad como la continuidad de la naturaleza frente a un mundo en constante cambio. Los minerales, con sus variadas paletas de colores y texturas, permiten a los artistas explorar dimensiones estéticas únicas, creando un sutil diálogo entre lo natural y lo artificial. Más allá de su belleza intrínseca, la piedra también puede sugerir el peso del tiempo, simbolizar la pesadez de emociones o situaciones y evocar la inmovilidad ante los retos del cambio. Este material polisémico es abordado de diferentes maneras por cada uno de los artistas de la exposición.
A la entrada del espacio nos encontramos con la obra Teenager Teenager, del dúo de artistas Sun Yuan y Peng Yu. Las esculturas hiperrealistas de personas con piedras en lugar de cabezas están instaladas alrededor de una silla larga y un sillón. Con una representación a la vez humorística y siniestra de la sociedad moderna, los artistas exploran la naturaleza y los límites de la comunicación entre personas atrapadas en el frenético ritmo del mundo actual.
Tras ellos, los adoquines de granito de colores de Pascale Marthine Tayou ofrecen otro uso de la piedra. Colorful Stones hace referencia a la agitación social y a momentos de revuelta, como la Revolución Francesa y las manifestaciones de mayo de 1968, poniendo de relieve las alianzas y las divisiones dentro de las comunidades. El uso del color, elemento característico de la obra del artista, celebra la diversidad y la inclusión. El contraste entre materiales robustos y tonos vibrantes subraya la resistencia y el coraje necesarios para aportar un poco de ligereza a los problemas de nuestro mundo.
Las creaciones de Zhanna Kadyrova hablan de una belleza en bruto, modelada por la propia naturaleza. Hechas con piedras recogidas en las orillas del río Rika al comienzo del conflicto ucraniano en 2022, estas obras llevan el aura de la resistencia.
De forma muy distinta, la atracción por los minerales resuena mágicamente en las pinturas del artista cubano José Yaque, que utiliza pigmentos de colores que evocan la estratificación y sucesión de capas geológicas. Su proceso creativo permite que la pintura se despliegue por sí misma sobre el lienzo, devolviendo al artista el papel de orquestador de este encuentro entre elementos tan fortuito como reflexivo.
En un cautivador diálogo entre la tensión material y la exigencia conceptual, dos obras distintas ofrecen reflexiones sobre la solidez y la fragilidad.
Geografia del conflitto, de Arcangelo Sassolino, presenta un precario ensamblaje de diez losas de mármol, unidas únicamente por el agarre de un tornillo de banco. Aquí, el peso de la gravedad y la inestabilidad inherente a las piedras crean una atmósfera de tensión palpable, evocando una sensación de peligro suspendido e imprevisibilidad. En contraste, Narciso, de Kader Attia, ofrece una exploración contemplativa de la vanidad humana a través de la yuxtaposición de un bloque de ceniza industrial y una superficie espejada. El bloque de hormigón, suspendido sobre el espejo colocado horizontalmente en el suelo, parece ligero y etéreo, su solidez contrasta con la naturaleza efímera de su reflejo. A través de estos enfoques divergentes, las dos obras cuestionan la naturaleza transitoria y frágil de la existencia humana.
En una línea completamente distinta, la serie Carteroccia de la artista italiana Marta Spagnoli es el resultado de los experimentos técnicos de un proceso que implica desprenderse del material. Estas pinturas se crean dejando que el acrílico se asiente sobre un papel especial que contiene polvo mineral y resina. Este papel es parcialmente hidrófugo y fácilmente modificable, lo que dificulta su control. La pintura y su soporte se yuxtaponen para crear un juego de opuestos, donde la estabilidad del mineral se equilibra con el gesto creativo y la fluidez de la pintura.
Este grupo de obras refleja un marcado interés por lo mineral, explorando este tema a través de una rica variedad de técnicas y efectos. Utilizando las cualidades intrínsecas de la materia sólida, estas obras nos recuerdan, sin embargo, la fragilidad y la impermanencia. El uso de la piedra por parte de los artistas aquí presentados revela la naturaleza metafórica de este material, su polisemia latente y sus múltiples paradojas.
En efecto, el uso de rocas en estas obras nos recuerda, por ejemplo, que a pesar de su aparente estabilidad, todo lo que a priori es perenne puede ser volcado o destruido.