Carlos Garaicoa. El Palacio de las Tres Historias

El palacio de las tres historias es un proyecto inicialmente concebido por Carlos Garaicoa para la Fondazione Merz de Turín. La exposición aborda como un caso de estudio el desarrollo de la ciudad de Turín, su simbolismo como primera capital de Italia, su industria representada por la FIAT, así como la conexión que se produjo a lo largo de la década de 1930 entre la arquitectura de vanguardia del movimiento moderno y el poder del Estado representado por el fascismo. Desde ahí el proyecto establece un cierto reflejo especular con la ciudad de La Habana que ha centrado una parte muy consistente de su producción y reflexión. La exposición recala en el CGAC en Santiago de Compostela con algunas obras añadidas, que permiten resituar en nuestros contextos sociopolíticos e históricos, una reflexión crítica sobre la relación entre la ciudad y el poder.

Como ya hiciera en su ciudad natal, La Habana, el artista recorre ahora Turín, ciudad emblemática en cuanto a aconteceres históricos, y cuya vinculación con el desarrollo industrial, la ha hecho ser una de las grandes protagonistas de la parábola del siglo XX: del desarrollo y la aceleración a la sumisión y la privatización.

Las grandes vallas publicitarias que suelen salpicar nuestro paisaje urbano se convierten aquí en carteles de prismas giratorios. Salen de los no lugares contemporáneos por excelencia, como los aeropuertos o las estaciones, y se nos presentan, contenidos y sobredimensionados, en el espacio expositivo.

Son precisamente dos de estos grandes paneles prismáticos rotativos los que marcan el inicio de la exposición del CGAC. Todavía fuera del edificio, nos recibe Limpio, brillante, inútil (2017) que se ve completado en el hall de entrada a las salas de exposición por otro no menos impresionante Passato, Presente, Futurismo (2017). En ambos Garaicoa inserta dibujos que se alternan con palabras, haciendo un guiño al cine y a la publicidad mezclada con la información.

Y en ese rotar de imágenes pasamos de lo mas grande a lo mas pequeño; Edificios parlantes (2011-2012) es un conjunto de 21 pequeñas obras presentes en la exposición que juegan con el diseño y la arquitectura del pensamiento enlazando con El palacio de las tres historias (2017) una obra concebida como un espacio de paso, de observación y punto de encuentro en el que la narrativa social se integra en la arquitectura. Se camina por la ciudad, se escuchan historias que se aprovechan para seguir avanzando. La idea de palacio se encarga de unir lo que pervive del pasado con el presente.

En Sobre el bien y el mal se han escrito miles de páginas (2017), un águila y una paloma cierran dos extremos contradictorios, flanqueando los miles de páginas que se van degradando del negro al blanco, metáfora del discurrir de la historia, con sus luces y sus sombras.

Especial mención merece la instalación Campus o la Babel del conocimiento (2002-2004) presentada por primera vez en Documenta 11 y propuesta de nuevo aquí. Una muestra de la no aceptación por parte del artista del sistema educativo tradicional que augura sistemas desprovistos de pensamiento crítico.

Cierra la narración, lírica y humilde, una animación rotoscópica titulada Abismo (2017). Las manos en el espacio conducen una pieza musical, una música triste y delicada. La mirada se deja engañar creyendo ver tan solo las manos de un director de orquesta; sin embargo, la mano derecha se alza cada vez más imperiosa y nos hace viajar a la imágenes de archivo de nuestra memoria para identificar la gestualidad arrogante de Hitler. La música es el tercer movimiento de Quatour pour la fin du temps, compuesto e interpretado por Olivier Messiaen en 1941 en el campo de concentración nazi Stalag VIII-A de Görlitz.

La música subvierte la simbología del poder, y lo minimiza frente a la fuerza del pensamiento libre y creativo.

Texto procedente del dossier de prensa de la exposición.

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