Cecilia Vicuña, Brain Forest Quipu

La Tate Modern presenta dos nuevas esculturas monumentales creadas por la artista chilena Cecilia Vicuña. Tejidas con diferentes materiales, están suspendidas a 27 metros del techo y situadas en los extremos opuestos de la Sala de Turbinas. Estas esculturas se combinan con instalaciones sonoras y digitales para formar la obra más ambiciosa de Vicuña hasta la fecha.

Brain Forest Quipu es la séptima comisión anual para la Sala de Turbinas, que ha sido posible gracias a la continua colaboración entre la Tate y Hyundai Motor. La instalación reúne diferentes aspectos de la práctica de Cecilia Vicuña: su uso de materiales encontrados para crear delicadas formas escultóricas, su producción sonora, su activismo en favor de los pueblos indígenas y las causas medioambientales, y su trabajo pionero con la tradición andina del quipu. Describiendo esta tradición, Vicuña escribe: «en los Andes la gente no escribía, sino que imprimía mensajes en los tejidos y en las cuerdas anudadas. Hace cinco mil años crearon el quipu, un poema en el espacio, una forma de recordar que involucra el cuerpo y el cosmos a la vez. Una metáfora táctil y espacial que representa la unión de todos».

La instalación, que consta de varias partes, es un acto de duelo por la destrucción de las selvas, el consiguiente impacto en el cambio climático y la violencia contra los pueblos indígenas. Las esculturas blancas y pálidas de la Sala de Turbinas contienen una compleja variedad de materiales, como lana sin hilar, fibras vegetales, cuerda y cartón. Se intercalan con objetos encontrados, como pequeñas pipas de arcilla y fragmentos de cerámica, recogidos en las orillas del Támesis por mujeres de las comunidades latinoamericanas locales. Las fantasmagóricas formas esqueléticas de estos quipus representan los bosques muertos y encarnan las delicadas fuerzas del ecosistema, mientras que sus texturas y colores evocan la corteza blanqueada de los árboles muertos por la sequía o el fuego intencionado, así como otras sustancias naturales desecadas como el hueso y la piel de serpiente. Sus estructuras entrelazadas también sugieren conexiones más profundas entre lo personal y lo universal, desde la misteriosa materia gris de nuestro cerebro hasta la impresionante cosmología del tiempo profundo y el espacio exterior. Vicuña escribe: «la Tierra es un bosque cerebral, y el quipu abarca todas sus interconexiones».

Un paisaje sonoro titulado «Quipu sonoro» se reproduce desde parlantes dentro de cada escultura. Vicuña trabajó con el compositor Ricardo Gallo en la serie de composiciones, que se tejen a partir de nuevas grabaciones improvisadas de Vicuña, Gallo y otros artistas, música tradicional indígena, grabaciones de campo de la naturaleza y períodos de silencio contemplativo. A este «Quipu sonoro» se suma un «Quipu digital», creado a partir de los vídeos de activistas indígenas y defensores de la tierra, que se proyecta bajo el puente de la Sala de Turbinas y en las pantallas que se encuentran en los vestíbulos de la Tate Modern, así como en Internet.

Por último, un «Quipu de encuentros: Rituales y Asambleas» reúne a artistas, activistas, científicos, poetas y defensores de los bosques de todo el mundo en un ritual colectivo que tendrá lugar en la Tate la tarde del viernes 14 de octubre. A través de una serie de eventos, el Quipu de los Encuentros invita a los visitantes a participar activamente en la prevención de la catástrofe climática. Estas redes continúan un proceso que comenzó en la exposición Spin Spin Triangulaire de Vicuña en el Museo Guggenheim y que continuará en otros lugares del mundo.

Comisión Hyundai: Cecilia Vicuña está comisariada por Catherine Wood, directora de programa y Fiontán Moran, comisario adjunto de arte internacional, con Helen O’Malley, comisaria de programas comunitarios de la Tate Modern. Irá acompañada de un nuevo libro de Tate Publishing.