Cinthia Marcelle. Terreno de Caza. Pabellón de Brasil en la 57ª Bienal de Venecia

La Fundación Bienal de São Paulo anuncia la participación brasileña en la 57ª Exhibición Internacional de Arte, La Bienal de Venecia  2017. La proposición consiste en la instalación “Chão de Caça” [“Terreno de Caza”], realizada por la artista Cinthia Marcelle (Belo Horizonte, 1974) especialmente para el Pabellón de Brasil, con Jochen Volz como curador.

En la instalación de Marcelle, un pavimento inclinado, realizado a base de rejas soldadas, ocupa el interior de las dos galerías conectadas que componen el Pabellón de Brasil. Piedras y cantos comunes, como los que rodean los Giardini, se presentan atrapados entre los huecos de las rejas. No se tarda mucho en reconocer el tipo de pavimento, normalmente utilizado en naves industriales o en el espacio público, como en los carriles de trenes o para cubrir túneles de ventilación en el metro o en sistemas de alcantarillado. Entre las rejas y las piedras se sitúan otros elementos escultóricos, una serie de pinturas y un vídeo.

Varios bastones de madera están fijados a la estructura de este pavimento. Sobre cada uno de ellos ondea una pintura sobre tela, como si se tratara de un grupo de fantasmas o de un pequeño bosque de semáforos, de linternas o de tótems. El soporte de las pinturas es una tela de algodón con rayas blancas y negras, ropa de cama ordinaria. Aquí, cada una de las rayas negras ha sido cuidadosamente borrada con tinta blanca. Piedras de varios tamaños aparecen envueltas por lazos y se convierten en parte de la estructura principal, dándola peso y volumen escultórico.

También hay un vídeo: una toma de ángulo único sobre un tejado, que va siendo desmontado desde dentro por hombres que paulatinamente van creando una gran apertura que les permite escalar y saltar desde ahí. Este vídeo, realizado con el cineasta Tiago Mata Machado, los uniformes de colores vibrantes sugieren que esos hombres son prisioneros que preparan su fuga o una protesta, haciendo eco a décadas de rebeliones en prisiones por todo el mundo; Bangkok, Glasgow, Milán, Sri Lanka y Sydney, entre otras, a las terribles masacres en las cárceles brasileñas de los últimos meses. Evidentemente, el vídeo de Marcelle y Machado no hace referencia directa a ninguno de estos eventos, y mucho menos pretende ilustrar la condición real del encarcelamiento.

“Marcelle juega con la ambigüedad, crea un ambiente enigmático, guiado por la suspensión, la obsesión, la rebelión. La instalación provoca una cierta sensación de inestabilidad”, sugiere Volz. “Aunque nos dejemos seducir por la imagen de la prisión y de la fuga o de la rebelión, sugerida por la proyección del vídeo y potenciada por la aspereza de las rejas de acero, es posible imaginar también que estamos en un laboratorio peculiar o en el taller de un artista, en un bosque tecno o en medio del salvaje centro de una gran ciudad.”

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